Monday, December 10, 2007

Rodolfo Walsh y Haroldo Conti. Pensamientos de hoy...


No olvidar es pensarlos de nuevo. No olvidar es compartir sus pensamientos con otros, aprisionar cada palabra que ellos idearon. Y leerlos con una sonrisa. Y leerlos con muchas lágrimas. Recordando a Rodolfo Walsh y Haroldo Conti.



En estos días de evocar La Memoria, miramos hacia atrás y entornamos los ojos. Reproducimos nuestras vivencias de aquellos años. Quizá no nos pasó nada. Quizá crecimos ante la sombra de algo desconocido que, sólo con el tiempo, tendría explicación. Comprobamos, no sin rabia, el premeditado abono en las mentes cada día. La Cadena Nacional. Las calles sin amparo. La muerte lenta de los libros, con entierros sin razones y fogatas de palabras irrecuperables. Vislumbrar que algo pasaba, y no saber nada y mientras tanto, a nuestros pies, la tierra retorcida de dolor por tanta sangre. Y la oscuridad tejiendo angustias. Tras paredes infranqueables, sombras fragmentadas se estremecían. La incomprensión había empañado las mentes y la tierra se agitaba y se agitaba y se agitaba….

La mansedumbre se fabrica a diario. Como las presunciones vergonzantes de pensar que los otros, seguro, hicieron algo. E inexorablemente la vida, siempre, sigue andando.

Que paradoja, morir por pensar. Morir por sospechar que las cosas debían ser de otro modo. Morir por no poder sosegar esa verdad revelada. Morir porque el odio se había lanzado fantasmal por las calles, cubriendo todo de desesperanza.

En estos días de La Memoria, miremos hacia delante. Sin odio, a pesar que el dolor nos ensombrezca, y alcemos con orgullo lo que nos legaron; sus risas juveniles con afán de un mundo nuevo, los ojos chispeantes ante el combate desatado y los ideales que continúan corriendo en las venas de los hijos que nacieron de la misma sangre.

“Confuso privilegio ser sobreviviente”, expresó David Viñas, al recordar a Haroldo Conti quien nos dejó su dulce álamo Carolina para que lo custodiemos. Y Rodolfo Walsh, con su coraje incorruptible hasta el momento mismo de ser acribillado, Paco Urondo, quien en sus poemas póstumos decía “Aquí estoy perdiendo amigos, buscando viejos compañeros de armas…”, Raymundo Gleyzer, cineasta y militante, con su siempre compromiso de revelar la miseria de los campesinos y otros, muchos otros y a través de ellos los cientos, los miles de rostros que seguirán mirándonos desde su eterna juventud.

No olvidar es pensarlos nuevos. No olvidar es compartir sus pensamientos con otros, aprisionar cada palabra que ellos idearon. Y leerlos con una sonrisa. Y leerlos con muchas lágrimas !! Imaginar sus manos, sus voces, sus gestos, sus deseos, sus angustias, y aturdirnos de tanto imaginarnos! Tuvieron la capacidad de amar más allá de los límites de los dolores soportables. Desentrañaron lo que estaba llegando. Relegaron sus propias existencias por tratar de impedir que los bárbaros devoren las ideas, que las tinieblas aniquilen pensamientos nuevos. Y hoy, después de tantos años, sin tumbas para llorarlos, sin un lugar para prometerles una justicia para sus almas.

Por eso, si una brizna de egoísmo nos sorprende, nos inquieta el corazón o nos confunde, revolvamos dentro de nosotros, desenterremos ese grito adormecido, removamos lo inservible y demos libertad al germen de nuestras verdades asfixiándose en el cuerpo. Simplemente porque el poder lo tenemos en el desafío de estar vivos.




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