Saturday, January 23, 2010

COSQUIN EN SU SEGUNDA NOCHE. PABLO MILANÉS




Si buscamos en Google el nombre de Pablo Milanés la primera cita que encontramos es, “El cantautor cubano Pablo Milanés se disculpó por medio de un vídeo por haberse retirado el jueves del escenario antes de terminar su recital en un festival ...”. Y si, se refiere al Festival de Cosquín, que al cumplir 50 años quiso homenajear no sólo al folklore sino a personas que han sido consecuentes con sus hechos y sus dichos a través del tiempo. Y si, se retiró luego de cantar unas pocas canciones dejándonos un sabor amargo a muchos que esperamos algunas horas para sentirlo, con los oídos y con el alma. Pero Pablo es un ser humano también. Y Pablo estaba enfermo y no hubo los abucheos que tanto recorrieron las páginas y los informes con el bendito copy - paste de nuestros días. Porque la noticia se levantó en medios que ni siquiera estaban esa noche y en cada copia se iba agigantando el hecho. Claro que fue una decepción pero Pablo estaba enfermo. Y volvemos al discurso único. No leí ningún comentario que recordara tu biografía, tu visita por primera vez a nuestro país con la democracia estrenada. Cuando para festejar, estabas ahí con tu voz potente y tus canciones que hacían ruborizar a la misma poesía. Cuando todos éramos más jóvenes y teníamos mas sueños. El jueves yo te tuve cerca, como hace más de 24 años allá en Obras Sanitarias en Buenos Aires junto a Silvio Rodríguez, tu compañero del camino. Del verdadero camino. Sufrí tu sufrimiento mi querido Pablo pero sé que “pisarás las calles nuevamente…”. Perdónanos.
FOTOGRAFIAS Y TEXTO. VERONICA CARDOZO

Sunday, November 22, 2009

RAMONA BUSTAMANTE. Hija del monte

El 11 de noviembre del corriente año, la Cámara del Crimen de Deán Funes, falló en forma desfavorable hacia Ramona Bustamante, la anciana de 83 años que habita el paraje de Las Maravillas o El Verde, cercano a Puesto de Luna, Puesto Castro y a 20 kilómetros de Sebastián Elcano en el Departamento Río Seco desde que sus ojos vieron la vida...
El domingo 15, partimos al alba hacia su casa y allí, nos esperaba Ramona.
La historia:
http://www.argenpress.info/2009/11/argentina-ramona-bustamante-su-historia.html

Por
VERÓNICA CARDOZO

Ramona ha franqueado los ochenta, lo dicen sus ojos y el bastón en que se afirma mientras camina bajo el sol agobiante de este norte cordobés. Otros deciden su vida, esa vida que para ella siempre ha sido la cotidianeidad de sus cabras, algunas ovejas y sus gallinas en el paraje Las Maravillas, cercano a Sebastián Elcano, que ni figura en los mapas.
Ramona no tiene miedo. Ramona no se irá a ninguna parte. “Me quedo aquí”, dice, y su mirada se pierde en el recuerdo del monte nativo que conoció y ya casi no existe, en aquellos días en que no podía imaginar el dejar su lugar y su pasado. O en ese momento en que la topadora aplastó sus únicas pertenencias y destruyó su rancho.
Porque llegó la soja. La que expulsa al monte y luego, de un manotazo, a los habitantes que convivían con él. La soja que se devora todo, polvo en los caminos y un mar de verde artificial, oro verde de unos pocos.
Pero Ramona tiene dignidad y morirá con ella, esa dignidad de los que han vivido, intuitivamente, en comunión con su entorno. Esa conexión con todo lo que la rodeó, desde que despertó a la vida.
Y hoy, ella, sin querer, se ha convertido en el paradigma de muchas Ramonas que no conocemos y se han entregado en silencio. Ramona resiste. El chañar que la cobija pegado al rancho es el confidente silencioso de su angustia contenida. Ella no sabe de leyes, pero resiste. Sus animales ajenos a lo que ocurre corren a su encuentro cada día.
Ramona resiste y lo seguirá haciendo, porque ella, también es el monte.

FOTOGRAFIAS: VERONICA CARDOZO












Thursday, July 17, 2008

Cazadores de mitos

Hace tres años, Blancanieves y los siete enanos, El sastrecillo valiente y Hansel y Gretel, entre otros, ingresaron dentro de la Memoria del Mundo de la UNESCO. Catorce cuentos y dos libros de comentarios, publicados entre los años 1812 y 1857, quedarán resguardados por los siglos de los siglos…


La tradición oral, desde su pasado milenario, tuvo incontables “custodios” que, aún sin saber leer ni escribir, transmitieron las fábulas de generación en generación y de boca en boca, hasta que aparecieron los recopiladores quienes, con su manejo de la pluma y el tintero, en principio, inmortalizaron la memoria colectiva en páginas de libros impresos, pasando así de la oralidad a la escritura y salvando una rica tradición popular que, de otro modo, pudo haber caído en el olvido.

En realidad hoy, nos es casi imposible imaginar un tiempo, en que los cuentos de princesas, de bosques encantados, o de niñas encerradas en celdas, bajo la custodia de una bruja con nariz puntiaguda y medio ciega… no hayan existido.

Son parte de muchas infancias, entrañablemente ligadas con nuestras primeras emociones ante la pantalla de un cine o el descubrimiento de imágenes en los libros. Son los cuentos de siempre. Un rito que se cumple cada vez que se vuelve a relatar.

El primer guardián: Charles Perrault


Nació en Francia hace mas de trescientos setenta años, era un hombre dedicado a la política y la intelectualidad en tiempos de Luis XIV. Fue secretario de Colbert, ministro de la corte, y al morir éste, privado de continuar en su cargo político, ingresó a la dirección de la Academia de la Lengua.

En sus últimos años, reunió en un librito cuentos tradicionales narrados entre las clases populares de su país, para eternizarlos. Si bien sus primeros escritos fueron para el público adulto, nadie podía imaginar que ese personaje unido a lo más clásico de la época, podía ser el mismo que en su intimidad recreaba fantasías, por ello, en 1696 apareció en forma anónima La bella durmiente del bosque y, al año siguiente, Historias y cuentos del tiempo pasado, también llamados Cuentos de antaño o Cuentos de la mamá oca.

Cuatro años después de su muerte, se publicaron como Cuentos de Monsieur Perrault. Supo sintetizar las preocupaciones del ser humano en Cuentos de antaño con: La bella durmiente del bosque, Caperucita roja, Barba azul, El gato con botas, Las hadas, Cenicienta, Riquete el del copete y Pulgarcito. Los ocho títulos más reconocidos y universales, que figuran en la memoria de cada uno de nosotros.

Las historias continúan: Los Hermanos Grimm

Jacob nació en 1785 y Wilhelm un año después, en Alemania, siendo los dos mayores de un matrimonio de seis hijos. Ambos estudiaron leyes, ejercieron de bibliotecarios y fueron catedráticos y, ambos murieron en Berlín, siendo enterrados en tumbas contiguas. Jacob se dedicó al estudio de la literatura antigua y medieval alemana y la investigación científica del lenguaje, Wilhelm era más bien, crítico literario.

Adolescentes aún, recorrieron los pueblos, recopilando cuentos y leyendas populares, que años más tarde publicarían con el nombre de Cuentos de niños y del hogar. Eran 86 cuentos en una primera edición y 70 cuentos más en la siguiente.
Publicaron además, las Sagas alemanas y las Leyendas heroicas alemanas, colección de leyendas históricas. Jacob Grimm fue el fundador de la germanística y representante del método histórico en los estudios literarios. Inició el estudio científico de la mitología recogiendo ejemplos de antiguas crónicas y fábulas transmitidas oralmente y reunió un grupo completo de cuentos antiquísimos que él consideró nacidos en forma espontánea, sin intervención de ningún poeta.

De ahí dedujo una teoría: que el lenguaje tenía origen divino.
Ayudado por su hermano Wilhelm, publicó la Gramática alemana, considerado el trabajo científico más importante sobre el origen de la filología germana y La Mitología alemana, donde buscaba el origen de los cuentos de hadas en la era pre-Cristiana, así como en la antigua fe y supersticiones de los pueblos germánicos.
Luego de largas travesías en busca de remembranzas de los más viejos, la muerte los sorprendió con una diferencia de cuatro años, para seguir quizá, buscando juntos, otras historias. Wilhelm murió en Berlín en 1859.

Aunque la escuela crítica moderna ha invalidado las teorías de Jacob Grimm sobre el origen de los mitos y del lenguaje, sus métodos continúan aplicándose y sus investigaciones todavía son fuente para el estudio de la lingüística alemana.
Con respecto a las obras, Jacob era mas científico, obsesionado por la técnica, por lo tanto era el recopilador, Wilhelm, el poeta, encargado de elaborar los cuentos.
Eran escasas las variaciones entre la versión escrita y la transmisión oral que les había llegado. La edición final, que se publicó en 1857, contenía 239 cuentos en total. Algunos son: El sastrecillo valiente, Hansel y Gretel, El lobo y los siete cabritos, Los músicos de Bremen, Pulgarcito, El campesino y el diablo, La liebre y el erizo, Caperucita Roja, Blancanieves, la Cenicienta...

Seguramente, los Grimm se habrían sorprendido si vivieran hoy, ante la popularidad de sus nombres y trabajos. En todo el mundo le han dedicado películas, libros y obras de teatro.

El corazón de los cuentos

Los cuentos, en su mayoría, son de tres a cinco páginas, con un final feliz para el héroe o la heroína. Normalmente, el villano encuentra un fin brutal, capaz de producir pesadillas a muchos niños pequeños. Muchas de las narraciones surgieron en la Edad Media, cuando era frecuente 1que mujeres fueran quemadas en la hoguera, acusadas de brujería, y los oscuros bosques alemanes plagados de lobos y bandidos. Hoy en día puede parecer cruel asar a una bruja en su propio horno (como ocurre en Hansel y Gretel) o meter a una doncella en un barril recubierto de clavos por dentro y arrastrarla hasta que muera (La cuidadora de gansos), pero estos son sólo reflejos de los crueles métodos que se practicaban en la época en la que surgieron estos relatos.
Sin embargo, aunque los cuentos retienen muchos de los rasgos de sus orígenes populares, los Grimm no se dedicaron únicamente a coleccionar: eran minuciosos editores. Ellos realizaron revisiones sucesivas de los originales, con el fin de asegurarse que los cuentos eran adecuados para lectores jóvenes. También se les añadieron a las historias otras moralejas burguesas del siglo XIX y se incluyeron motivos cristianos. “Mantén tus promesas, no hables con extraños, trabaja duro, mantente casto o casta, y algún día tu príncipe llegará…”.

Pero, ¿quién de nosotros, aún hoy, no queda atónito al escuchar una de esas narraciones como cuándo éramos pequeños?.

La bella durmiente del bosque y… lo mágico del sueño

Es uno de los cuentos más universales. En él, un príncipe descubre a una doncella dormida en el bosque, bella, con sus mejillas sonrojadas, con la vida latiendo frágil bajo una respiración débil. La besa, con un beso tan profundo que la hace abrir los ojos, despertándola. Mas tarde, se casan y… “viven felices hasta el fin de sus días...”.

En este cuento, hay un episodio donde las hadas conceden sus dones a la recién nacida. Pero, una de ellas ofrece en cambio, una maldición. La pequeña al cumplir ciertos años, se pinchará un dedo, lo que le provocará un sueño prolongado hasta la llegada del príncipe rompiendo el maleficio.
Esto formaba ya parte de la tradición popular de la vieja Europa. Como también, eran muy conocidos los relatos de ogros voraces que comían a los niños o a sus enemigos.

Perrault siguió bastante fielmente las historias. Sin embargo, como hombre civilizado de la corte, utilizó la moral cristiana, para filtrar episodios cargados de paganismo.

Realizó dos variaciones: en su cuento no había beso, como en los hermanos Grimm, sino sorpresa, diálogo y enamoramiento. Y, quien descubría a la durmiente no era un noble casado, sino un príncipe soltero y sin compromiso.

Ciertamente, La bella durmiente no sería tan universal si Perrault no la hubiese recreado en sus Cuentos de antaño.

Pasará el tiempo y nacerán nuevos niños que, deslumbrados, crecerán escuchando las mismas historias. Luego de más de trescientos años, podemos afirmar que, los mitos siguen vigentes.

Saturday, May 31, 2008














El Mayo Francés

“Prohibido Prohibir” “La imaginación al poder” “Seamos realistas, exijamos lo imposible”. Estas eran algunas de las pintadas aparecidas en las calles parisinas en aquél 1968, ante la mirada atónita de los políticos y los medios de comunicación. Nadie imaginaba movilizaciones o protestas. Viviendo en la bonanza económica se hablaba del “fin de las ideologías” mientras asomaban en esos días la cultura hippie, el movimiento estudiantil, el movimiento por los derechos civiles de los negros… con distintos objetivos pero con una meta común que los acercaba: la percepción de poder cambiar la sociedad rechazando al sistema capitalista y a la dictadura stalinista. Condenando al neofascismo, al clericalismo, a Estados Unidos por su intervención en Vietnam. En ese auge de prosperidad en Europa, los gobernantes observaban preocupados. Miles de jóvenes mostraban que la sociedad en la que vivían no era la que pretendían y querían cambiarla. Jóvenes en su mayoría estudiantes, nacidos en la posguerra, con la memoria de sus familiares muertos aún latiendo en sus venas, con el rechazo de vivir en un mundo cómodo y consumista, necesitaban otras respuestas. En medio de las grandes tecnologías, repudiaban esa cultura de masas que había provocado la ruptura de los vínculos sociales.

Los comunistas observaban con desconfianza la movilización estudiantil, ya que las acciones espontáneas y sin ser dirigidas por ellos, ponían en tela de juicio la postura que tenía en ese momento el marxismo soviético. Si bien estos jóvenes no estaban organizados como partido político, ni tenían programas de acción, la fuerza del estallido se apoyaba en la espontaneidad y les permitía ser independientes y libres para exponer cada uno, sus ideas. Los graffitis o pintadas eran una forma de expresión pero también, de ocupar simbólicamente la ciudad, marcando una presencia generacional.
Jean Paul Sartre, ideólogo del Mayo Francés junto a Herbert Marcuse, en defensa de los jóvenes afirmaban que los estudiantes no eran una clase social dominada por un sector, como los obreros que defendían reivindicaciones concretas, sino que para ellos, “los opresores, eran el sistema entero.”

Sunday, April 20, 2008

Educación
15 de Abril de 2008


Hoy se cumplen 70 años de la desaparición física de César Vallejo

Mestizo nacido en Santiago de Chuco, un rincón del norte de Perú donde le dominación española había casi liquidado su raza. Será la máxima expresión del indígena que alza su voz para cumplir un mandato ancestral, un propósito sublime: reunir a todos los que nacieron “un día que Dios estuvo enfermo."
Por Verónica Cardozo

César Vallejo
El poeta peruano más grande, intenso y comprometido de todos los tiempos. Su poesía desgarra porque nos muestra sin anestesia el dolor que padece el desamparado, la injusticia que vive el indígena de su tiempo y la única verdad posible ante lo adverso a través de la revolución.
“El Cholo”, como lo llamaban, era mestizo, con una familia de raíces españolas e indígenas. Asistió a la Universidad, estuvo en contacto con distintos movimientos literarios junto a poetas y escritores de su tiempo, escribió sus primeros versos, fue maestro de grado, estuvo preso, conoció los inicios de la sangrienta y terrible Guerra Civil Española que se llevó tras el absurdo de sus balas y su oscuridad satánica a poetas amados e irrecuperables casi en plena juventud como Miguel Hernández y Federico García Lorca… y a través de tanta experiencia de esos años exploró lo más íntimo y sensible del ser humano.
Con su espíritu crítico usó la palabra para gritar la protesta de toda la humanidad y de todos los tiempos.
César Vallejo solidario y contradictorio, con tanta sensibilidad que padeció hasta el momento mismo de su muerte, el dolor ajeno como propio.

PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA
Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.
César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro
también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...

ESPERGESIA

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hermano, escucha, escucha...
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que mastico... y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de ferétro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.

Todos saben... Y no saben
que la Luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el misterio sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.

EDUCACION TRAS LAS REJAS







EDUCACIÓN TRAS LAS REJAS

Mañana de viernes. 14 de marzo, 10:00 horas. Día convenido para conocer el mundo detrás de las rejas:

El Complejo Carcelario Andrés Abregú de Cruz del Eje.

Por Verónica Cardozo

El sol cae a pique sobre el asfalto, aún sin terminar, en las 15 cuadras que transitamos hasta llegar a la cárcel.
El calor es insoportable.
A medida que las calles quedan atrás, el temor a lo extraño nos domina. Vamos en silencio, hasta que el sonido de la puerta de hierro a nuestras espaldas, cerrándose, nos hace tomar conciencia que inicia la aventura.
Rejas, pasillos oscuros, el aire algo espeso y los ojos vigilantes de los guardiacárceles nos transportan hacia un lugar ajeno a nuestras cotidianeidades, pequeñas ante las nuevas circunstancias.
Un pasillo blanco, limpio, lleno de afiches con frases y figuras, de esos que hacen las maestras, nos sumerge en otra realidad dentro de esta nueva. Y a los costados, salas con alumnos que casi no entran en las mesas con sus cuerpos grandes y acobardados de tiempos. Atentos a las explicaciones pero más a nosotros.
Una maestra expone una y otra vez los pasos de una división en la pizarra y un alumno, mientras, con una sonrisa contagiosa muestra con orgullo la cuenta resuelta.
Algunos, tan concentrados sobre sus cuadernos maniobran sus sentidos en enlazar letras.
Cada sala es un mundo en que se vive algo. Cuentas, lecturas, cartulinas con dibujos pintados con témpera, casitas y barquitos elaborados con fósforos y ganas de sujetar el tiempo que se escapa o dejar escapar el tiempo que los ahoga.
Y en el salón mas grande, la biblioteca. Tres reclusos sentados. Dos de ellos leyendo unos apuntes, el tercero, sellando pacientemente los libros de hojas amarillentas y gastadas.
Pocos libros. Necesitan más libros, quizá no sólo pueden soñar mientras duermen, sino que a través de la lectura también recordar lo que es la libertad.
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Otro pasillo, más rejas y sonidos sordos, más ojos y pasos firmes detrás de nosotros, vigilándolos…, vigilándonos.
Llegamos al taller textil. Repleto de máquinas de coser modernas, surfiladoras, planchas de vapor, moldes sobre mesas grandes y cómodas, telas y muchos ojos que se encuentran con los nuestros. Algunas sonrisas tímidas al ver que los observamos, las manos extendidas en un fuerte apretón.
No se puede charlar con todos los presos, sólo algunas frases cortas de algo trivial.
Pero uno siempre tiene "esa" interrogación, que se filtra en un instante, sin querer, y en el momento más inoportuno. Al saludar con un hola estamos gritando dentro nuestro ¿Qué habrán hecho? ¿En qué momento el destino le jugó una mala pasada que los hizo estar en el lugar y momento equivocado? ¿Qué los llevó a eso? ¿Qué pasará por su cabeza al observarnos? Muchos ¿Por qué?
Aquí son más jóvenes, muchachos con sus cabellos cortos, su ropa limpia y prolija y haciendo chistes silenciosos como si en verdad estuvieran trabajando en un taller común de un barrio común…hasta que, al darnos vuelta, de nuevo las rejas, los ojos vigilantes, más y más guardias que nos observan.
Limpian su celda temprano, desayunan, estudian por la mañana, talleres por la tarde, gimnasia alguna vez en la semana, un poco de fútbol, visitas los viernes, sábados y domingo si sus familiares lo recuerdan. Y la espera. Una compañera docente cuenta. "Al tomar un examen en la cárcel, uno de los alumnos no pudo aprobar, preocupada le dije: “Lo siento pero no estás suficientemente preparado”. “No importa”, respondió él, “tengo aún siete años acá adentro y tiempo de sobra para aprobar”.
Por eso, nos preguntamos, ¿Qué es el tiempo? Qué diferente es la definición de tiempo en el encierro. Y del otro lado, cuando este transcurre que ya no es igual.
Otra profesora dice que muchos estudian y se esfuerzan porque si fallan, si no cumplen, si no adelantan; pierden la oportunidad de seguir en “la escuela” y eso significa ya no pertenecer al mundo, no tener el contacto con alguien que viene de “afuera”, ese docente que lo hace sentir que está vivo.

Al salir del lugar, mis pulmones se llenan de aire, en el cielo un jote a baja altura planea con sus alas libres, unos niños gritan en una canchita cercana detrás de una pelota, un perro rasca sus pulgas y se adormila debajo de la sombra de un aguaribay y cerca, una gallina picotea con intensidad el costado de una piedra enterrada.

A lo lejos, se clausura de un golpe la puerta de hierro celeste de la cárcel y detrás de ella, encerrados, quedan mis prejuicios y mis preconceptos.
………………………………………………………………………………
A los días, escucho en la radio, que un oyente dice, “las cárceles deberían ser de vidrio, para que los presos sigan insertos en la sociedad, aunque estén encerrados”. Para otra mujer está bien que “ayuden con su trabajo a sus familias, que no tienen la culpa de lo que ellos hicieron…”.
Otro prefería, sin anestesia, “matarlos a todos…”.

Monday, December 10, 2007

1982 - 2007: Malvinas desde la intimidad


Un recuerdo juvenil, que se agiganta en el recuerdo y el dolor de los días aciagos.
"Pertenezco a una generación de pérdidas absurdas y dolores sin alivio. Una generación que intentaba cuestionar y sacudir las ideas.
Una generación aniquilada por incoherencias."



¡1982 sería un año especial! Luego de algunas dificultades familiares que habían significado dos años de pérdida en las aulas, estaba por terminar mi secundario (antes era un orgullo terminar esa etapa), y al fin estaba en 5to. año!
Al fin lucíamos nuestros buzos que nos legitimaban como los más grandes y a un paso de salir al mundo… salir al mundo y de pronto, todo se empañó, algunos de mis compañeros del grupo anterior eran llamados para ir hacia un lugar que apenas habían estudiado en un mapa, esos compañeros de caras adolescentes, un suave vello asomando en sus rostros y un altruismo propio de la edad; partían. Y luego las cartas, los chocolates, los llantos de esos amores nuevos y algunas ausencias sin respuestas. Vivimos esos años con una inocencia vergonzosa, cada día, transitando un capítulo de nuestras fantasías a través del orgullo de tener un soldadito que nos pertenecía en la distancia, una disposición ingenua al escuchar las novedades y las verdades solapadas detrás de algunas mentiras confusas. Pertenezco a una generación de pérdidas absurdas y dolores sin alivio. Una generación que intentaba cuestionar, y sacudir las ideas para que transformen. Aniquilada por incoherencias. Con heridas que se abrían una vez más por los fantasmas de otros muertos. Manotazos de mentes atormentadas. Ladrones del presente y el futuro de tantos.
Pertenezco a una generación que hoy, tiene la labor de no olvidar y comprometerse a que otros no sólo no olviden sino que conozcan verdades sin idealismos. Porque los creadores de tanta hipocresía tienen nombre, tienen rostro y tienen culpa. Por eso, legitimo mi compromiso a diario, para que las muertes no hayan sido en vano. Para que aprendamos a tener ideas y expresarlas, para saber que nos escuchan y que es importante lo que pensamos.
Eran muchos, casi adolescentes; eran muchos, mis compañeros, mis compinches, mis amigos. Hoy los recuerdo así, de años antes, de esos años con caras sorprendidas ante una situación nueva o sonrojándose al ver pasar la chica que los desvelaba; los recuerdo cuando eran casi niños, niños y, sin razón, soldados!

Rodolfo Walsh y Haroldo Conti. Pensamientos de hoy...


No olvidar es pensarlos de nuevo. No olvidar es compartir sus pensamientos con otros, aprisionar cada palabra que ellos idearon. Y leerlos con una sonrisa. Y leerlos con muchas lágrimas. Recordando a Rodolfo Walsh y Haroldo Conti.



En estos días de evocar La Memoria, miramos hacia atrás y entornamos los ojos. Reproducimos nuestras vivencias de aquellos años. Quizá no nos pasó nada. Quizá crecimos ante la sombra de algo desconocido que, sólo con el tiempo, tendría explicación. Comprobamos, no sin rabia, el premeditado abono en las mentes cada día. La Cadena Nacional. Las calles sin amparo. La muerte lenta de los libros, con entierros sin razones y fogatas de palabras irrecuperables. Vislumbrar que algo pasaba, y no saber nada y mientras tanto, a nuestros pies, la tierra retorcida de dolor por tanta sangre. Y la oscuridad tejiendo angustias. Tras paredes infranqueables, sombras fragmentadas se estremecían. La incomprensión había empañado las mentes y la tierra se agitaba y se agitaba y se agitaba….

La mansedumbre se fabrica a diario. Como las presunciones vergonzantes de pensar que los otros, seguro, hicieron algo. E inexorablemente la vida, siempre, sigue andando.

Que paradoja, morir por pensar. Morir por sospechar que las cosas debían ser de otro modo. Morir por no poder sosegar esa verdad revelada. Morir porque el odio se había lanzado fantasmal por las calles, cubriendo todo de desesperanza.

En estos días de La Memoria, miremos hacia delante. Sin odio, a pesar que el dolor nos ensombrezca, y alcemos con orgullo lo que nos legaron; sus risas juveniles con afán de un mundo nuevo, los ojos chispeantes ante el combate desatado y los ideales que continúan corriendo en las venas de los hijos que nacieron de la misma sangre.

“Confuso privilegio ser sobreviviente”, expresó David Viñas, al recordar a Haroldo Conti quien nos dejó su dulce álamo Carolina para que lo custodiemos. Y Rodolfo Walsh, con su coraje incorruptible hasta el momento mismo de ser acribillado, Paco Urondo, quien en sus poemas póstumos decía “Aquí estoy perdiendo amigos, buscando viejos compañeros de armas…”, Raymundo Gleyzer, cineasta y militante, con su siempre compromiso de revelar la miseria de los campesinos y otros, muchos otros y a través de ellos los cientos, los miles de rostros que seguirán mirándonos desde su eterna juventud.

No olvidar es pensarlos nuevos. No olvidar es compartir sus pensamientos con otros, aprisionar cada palabra que ellos idearon. Y leerlos con una sonrisa. Y leerlos con muchas lágrimas !! Imaginar sus manos, sus voces, sus gestos, sus deseos, sus angustias, y aturdirnos de tanto imaginarnos! Tuvieron la capacidad de amar más allá de los límites de los dolores soportables. Desentrañaron lo que estaba llegando. Relegaron sus propias existencias por tratar de impedir que los bárbaros devoren las ideas, que las tinieblas aniquilen pensamientos nuevos. Y hoy, después de tantos años, sin tumbas para llorarlos, sin un lugar para prometerles una justicia para sus almas.

Por eso, si una brizna de egoísmo nos sorprende, nos inquieta el corazón o nos confunde, revolvamos dentro de nosotros, desenterremos ese grito adormecido, removamos lo inservible y demos libertad al germen de nuestras verdades asfixiándose en el cuerpo. Simplemente porque el poder lo tenemos en el desafío de estar vivos.




Cuentos para armar

Dio a luz “Cuentos para armar”

La profesora Verónica Cardozo, directora del medio digital letravivadigital.com.ar, presentó en sociedad un superador proyecto educativo, donde sus alumnos son los protagonistas. Un hálito de esperanza frente a la mediocridad.

Por José Hernández

Una superadora experiencia educativa
Hace un par de días atrás Verónica Cardozo, directora de este medio digital, presentó en el Ipem 273 Manuel Belgrano de la ciudad de Cruz del Eje, que integra en calidad de profesora de Lengua y Literatura, un proyecto elaborado por sus alumnos de 2do. Año, 3ª y 4ª División, bajo el título de “Cuentos para armar”.
Se trata de un pequeño libro, de escasas 18 páginas, donde los chicos son los protagonistas, reflejando su peculiar y actualizada versión de cuentos clásicos bajo sus firmas, acunados en el fondo de los tiempos y que, generalmente, se reactualizan en el eterno “boca a boca” de padres a hijos, de profesores a alumnos.
Verónica, asegura que los chicos “debatieron los finales entre risas, atendiendo las explicaciones de los compañeros, los reinventaron, invitaron a personajes de todos los tiempos a incorporarse a las viejas historias, recreando su magia y trasladándolos a la época que les toca vivir”.
Así desfilan, la Cenicienta, Traje Nuevo para el Emperador, La Bella y la Bestia, El Viaje de Arturo, La Bella Durmiente, Carla del Bosque y Blancanieves, entre otros.
Con una especialidad peculiaridad. Los chicos abren las puertas de la imaginación y vuelcan sus actuales experiencias cotidianas, sin privarse de nada y libremente expresan su interpretación, con un toque de frescura que llega al hilarismo.
Esta experiencia, a pesar de su modestia no es menor, escapando de los canones habituales que imponen los programas educativos, no siempre actualizados con la realidad que nos toca transitar.
Es una pequeña hendija, por donde se cuela la luz de la esperanza. La razón es más que simple. Los chicos, por estos días, son los resistentes de una sociedad que hasta los ignora, olvidando su condición de semillas del futuro.
Siendo adolescentes, caminan la peligrosa cornisa de su formación y pocas veces tienen la oportunidad de expresarse, de dar forma a su manera de ver las cosas, de sentirlas, de vivirlas.
Estas experiencias son más que necesarias, en nuestro país, donde las incongruencias, los sectarismos, el individualismo acérrimo y las divisiones están a la orden del día.
Dejar hablar al futuro, de por sí, merece al menos el reconocimiento del respeto por las futuras generaciones de argentinos.
Bienvenido sea “Cuentos para armar”.

Nota en "La Voz del interior" de Córdoba

http://www2.lavoz.com.ar/Nota.asp?nota_id=144838&high=libro%20escuela


Thursday, July 12, 2007

Del exilio a la literatura



Augusto Roa Bastos nace en 1917 en Asunción del Paraguay, pasa su infancia en un ingenio azucarero y a partir de allí, el exilio será su acompañante. Comprometido con su gente, sus tradiciones y sus padecimientos, invierte sus años en plasmar a través de sus míticos relatos, las crueles realidades de su tierra.


Por: Verónica Cardozo


“Yo soy un escritor modesto, de un país humilde, que cree profundamente en la hermandad y la amistad, y en la conciencia de los ciudadanos latinoamericanos”
, dijo Augusto Roa Bastos en noviembre de 2003, dos años antes de su muerte, cuando se lo condecoró en Argentina con la Orden del Libertador San Martín en el grado de Comendador.

Nace el 13 de junio de 1917, en Asunción del Paraguay y pasa su infancia en un ingenio azucarero de Iturbe donde trabaja su padre. Su madre lo educa en las letras a través de lecturas de la Biblia, y de Shakespeare mientras que él observa con atención su alrededor para convertir mas tarde esos recuerdos en fascinantes y a su vez innegables relatos.
Su educación se funda en una dualidad entre los clásicos españoles (a través de la lectura en la biblioteca de su tío obispo), y de los mitos indígenas, la cultura de sus hermanos de la tierra y las injusticias que deben soportar; pero hay un momento que será decisivo en su vida: La Guerra del Chaco en 1933 entre Bolivia y Paraguay, promovida por los intereses de las compañías petroleras internacionales. El destino de Roa quedará sellado con esa experiencia.
Sirve como enfermero con sólo 15 años y los espantos presenciados lo llevarán a luchar contra la injusticia y la violencia el resto de su vida. Se inicia como periodista en el diario El País de Asunción y en 1947 debe exiliarse del país ya que comienza la eterna dictadura del Gral. Stroessner que concluirá recién en 1989. Roa Bastos podrá regresar al caer la dictadura y disfrutará de su lugar hasta la muerte.

En 1953 publica “El trueno entre las hojas”, primer libro de relatos, en 1960 “Hijo del hombre” y lo seguirá luego “Yo, el supremo” su obra máxima en la que narra la historia de José Gaspar Rodríguez Francia, dictador del Paraguay durante 26 años.
Roa es paraguayo de nacimiento pero escribe la mayor parte de sus obras lejos de su tierra, en Buenos Aires. Un exilio que luego de 30 años de estar en Argentina, en momentos del inicio de la misma realidad que vivió en su tierra, lo lleva al extranjero, exiliado una vez más. El estar lejos de su país, le permite ser un observador objetivo de lo sufrido en su tierra, sin quitarle la fuerza del dolor y la furia que lleva impresa en el alma. Por ello, sus obras están escritas con un compromiso hacia los campesinos- hermanos, otorgándoles voz a los que sufren en silencio y redención a los que padecen.
Roa ama su país y su gente y al comenzar la escritura de sus relatos se le presenta el problema de cómo transmitir en castellano el sufrimiento guaraní, como encontrar en la traducción palabras que representen ese sentimiento. Por eso, en su primer libro “El trueno entre las hojas”, mezcla las expresiones idiomáticas pensadas y escritas en guaraní junto al castellano. Las palabras tienen una fuerza especial en su propio idioma y Roa no desea ser intermediario entre los hechos y los lectores.

Su obra

Roa Bastos abarca diversos géneros; poesías, guiones cinematográficos y ensayos pero sin duda es la narrativa donde logra fama internacional. Su obra presenta la realidad de su Paraguay amado y sufrido desde la distancia impuesta por otros, en su perpetuo exilio; y a través de sus relatos nos hace partícipes de los mitos de ancestrales, de su lengua, su tradición y el mundo mágico creado por ellos tal vez, para sobrevivir en tanta incertidumbre.
Los temas fundamentales son la violencia generada por el destino del hombre, como una fuerza natural que condiciona los pasos sin poder modificarlos y el mundo mítico en que se mueven las historias son el elemento para poner en evidencia la injusticia social.
“El trueno entre las hojas” consta de 17 relatos. Si bien al libro lo componen cuentos con distintos personajes e historias, éstas se complementan dando coherencia al libro en su totalidad. Todos los relatos tienen un denominador común que es presentar la historia de su país, la historia de las poblaciones originarias del Paraguay más dañadas por los inmigrantes y su interrelación entre las tradiciones paganas de dichos pueblos y las concepciones nuevas de los que arriban. Hay una organización circular desde el título mismo de la obra. En el primer cuento son presentados “Los carpincheros” y se retoma su presencia en el último cuento que se llama “El trueno entre las hojas” que es, justamente el título del libro. Existe una dualidad constante entre las culturas que se encuentran y a su vez una extraña identificación ante lo desconocido. Esa organización circular está explícita en cada cuento en el cual desde el inicio nace como un vaticinio de lo que ocurrirá.
Es la misma organización circular de su propia vida, de joven asistió al absurdo de la guerra y de adulto la terrible soledad de otros suelos. Sin embargo, sus ansias del regreso le concedieron pasar sus últimos años en su tierra, cobijado en ese lugar soñado por siempre desde las más disímiles geografías.
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